El ing. Alfredo Molinas, exministro de Agricultura y Ganadería y asesor agroambiental, compartió un artículo en el que señala los desafíos que aún persisten para el desarrollo sostenible de la agricultura en Paraguay. El especialista resalta que la migración rural debilita comunidades, reduce diversidad productiva de...
30 Sep Experto enfatiza en políticas de arraigo para sostener la vida en el campo
El ing. Alfredo Molinas, exministro de Agricultura y Ganadería y asesor agroambiental, compartió un artículo en el que señala los desafíos que aún persisten para el desarrollo sostenible de la agricultura en Paraguay.
El especialista resalta que la migración rural debilita comunidades, reduce diversidad productiva de alimentos y sobrecarga a las ciudades, incrementando desigualdad, empleo informal y pobreza. Coyuntura nacional que responde a la falta de políticas de arraigo, servicios básicos, crédito, conectividad y empleo digno.
“Paraguay se ha consolidado en las últimas décadas como un país agrícola, siendo el sector productivo privado uno de los pilares principales de la economía nacional, generando divisas, empleo y competitividad en los mercados internacionales. Sin embargo, este logro se sostiene casi exclusivamente gracias al esfuerzo de productores, asociaciones y gremios y no ha estado acompañado por políticas gubernamentales que contengan a la población rural, lo que se refleja en un fenómeno preocupante; la migración rural y el desarraigo del campo”, indicó.
Un campo más productivo, pero con menos familias
La comparación entre los censos de 2008 y 2022 revela una paradoja: la producción crece pero con menos personas participando.
La superficie cultivada creció, los rendimientos aumentaron y los commodities agrícolas se consolidaron como motores de la economía. Pero al mismo tiempo, cientos de fincas desaparecieron, especialmente en rubros vinculados a la agricultura familiar.
El resultado es un campo más mecanizado y eficiente en lo económico, pero socialmente más vacío del estrato rural, con comunidades rurales debilitadas y familias empujadas hacia las ciudades debido a la deficiente atención gubernamental al sector rural, a los campesinos y a los productores que necesitan asistencia y créditos.
El último censo agropecuario reveló que solo el 15% de los productores tuvo asistencia técnica y menos del 15% pudo acceder a algún tipo de créditos. También demuestra que creció el número de productores de menos de una hectárea (más o menos un 35,5%), mientras desaparecieron muchos de escala mediana. Cifras que muestran con claridad que la ruralidad existe, pero está desprotegida y desatendida
Arraigo rural
El arraigo rural debería ser el centro de cualquier estrategia de desarrollo porque genera un doble problema: debilita el tejido social en el campo y reduce la diversidad productiva de alimentos básicos, además incrementa la presión sobre las zonas urbanas. “No se trata solo de producir más, sino de garantizar que las familias puedan vivir y prosperar en el campo con acceso a educación, salud, crédito, conectividad y empleo digno”, enfatizá el ing. Molinas.
En este contexto, recalca que el estado tiene una deuda política con la ruralidad paraguaya. Los datos existen, las debilidades son conocidas y los diferentes gobiernos no actuaron. El desafío no debe ser transformar el desarrollo agropecuario, que es y seguirá siendo una de sus principales fortalezas, sino complementarlo con políticas públicas que sostengan la vida en el campo y fortalezcan al mismo sector productivo.
| Cifras del censo 2022 Más de 110.000 fincas de maíz se perdieron en 14 años. En mandioca, desaparecieron casi 78.000 productores. El algodón pasó de más de 50.000 productores a apenas 423, una caída del 99%. El tabaco se redujo de 2.577 a 607 fincas. |