
El lanzamiento oficial de la campaña de siembra 2025/2026 rendirá homenaje a las comunidades de pequeños productores que decidieron trabajar, innovar y colaborar para consolidar la agricultura como fuente de sustento, bienestar y desarrollo rural. Como en cada inicio del calendario agrícola, miles de productores en...
04 Ago Asociativismo, tecnología y esfuerzo: el motor de los agricultores que eligen no rendirse
El lanzamiento oficial de la campaña de siembra 2025/2026 rendirá homenaje a las comunidades de pequeños productores que decidieron trabajar, innovar y colaborar para consolidar la agricultura como fuente de sustento, bienestar y desarrollo rural.
Como en cada inicio del calendario agrícola, miles de productores en todo el país se preparan para sembrar más que semillas de soja: siembrarán esperanza, compromiso y confianza en el futuro.
El acto central se llevará a cabo en la Cooperativa Apagrao, ubicada en la comunidad de Raúl Arsenio Oviedo, departamento de Caaguazú. Una comunidad que representa el espíritu de esta campaña, la importancia del trabajo asociativo, la inversión en tecnología, el acceso al conocimiento técnico y la modernización de la actividad agrícola. Hoy, los resultados son visibles: bienestar, empleo y desarrollo sostenido.
Esta nueva campaña reafirma que el productor paraguayo no se rinde. Con tecnología, esfuerzo y organización, continúa apostando por la tierra como eje estratégico para el desarrollo rural y motor del crecimiento económico nacional.
Agricultura como cadena de valor
En las distintas zonas productivas del país, la soja dejó de ser solamente un cultivo para convertirse en un eslabón clave de una cadena de valor que conecta al agricultor con el engranaje económico: transporte, comercio, agroindustria, exportación y servicios. Su impacto es profundo y tangible en la generación de empleo, crecimiento de las comunidades y fuente de ingresos para las familias rurales.
Por esta razón, pese a los desafíos, esta nueva campaña encuentra al agricultor de pie, comprometido con el desarrollo de su comunidad y del país.
Innovación y trabajo colectivo
El productor paraguayo ha demostrado capacidad para adaptarse, aprender e incorporar herramientas que fortalecen su productividad. Desde la elección de semillas adaptadas al suelo local, hasta el uso de tecnologías de agricultura de precisión, monitoreo satelital y manejo de datos, el proceso de modernización es cada vez más sólido.
La incorporación de prácticas de rotación y estrategias de manejo sostenible del suelo demuestran que el crecimiento también puede ir de la mano con el cuidado del ambiente. Sin embargo, nada de esto sería posible sin el trabajo en equipo. El asociativismo, las cooperativas y las redes de colaboración permiten a los productores acceder a mejores oportunidades, enfrentar desafíos comunes y avanzar juntos.
La fuerza de la comunidad agropecuaria es hoy uno de los pilares más firmes de la producción nacional. Porque cada hectárea sembrada no solo significa una apuesta económica, sino un compromiso con el futuro de miles de familias y con el desarrollo sostenible de Paraguay.