
Fortalecer la agricultura no solo garantiza alimentos para la mesa de todos, sino que moviliza comunidades, genera empleo, impulsa la industrialización local y sostiene la dignidad de miles de familias rurales. La agricultura sigue siendo uno de los pilares del desarrollo económico y social de nuestro...
25 Jul Tres aspectos claves para el fortalecimiento de la actividad agrícola
Fortalecer la agricultura no solo garantiza alimentos para la mesa de todos, sino que moviliza comunidades, genera empleo, impulsa la industrialización local y sostiene la dignidad de miles de familias rurales.
La agricultura sigue siendo uno de los pilares del desarrollo económico y social de nuestro país, pero su fortalecimiento requiere mucho más que trabajo diario en el campo: demanda preparación, información precisa, sostenibilidad en las prácticas y políticas públicas efectivas que respondan a la realidad rural.
Cada uno de estos elementos actúa como un engranaje para que la producción agrícola pueda sostenerse, crecer y generar oportunidades para miles de familias campesinas, según destacó el Ing. Héctor Cristaldo, productor y referente gremial a Nación Media.
- Preparación y manejo de información
Para quienes buscan trabajar en el campo, es fundamental cultivar la vocación, adquirir conocimientos y mantener la perseverancia. “Trabajar en el sector agrícola requiere de una buena planificación complementada con un manejo correcto de las variables que hacen a la productividad”, señaló Cristaldo.
Teniendo en cuenta el comportamiento cíclico, con años buenos, regulares y malos, es clave gestionar información sobre el clima y el mercado para realizar un análisis adecuado y manejar los riesgos. Además, para evaluar la rentabilidad se recomienda analizar los resultados en períodos de cinco años y no centrarse únicamente en el resultado de un solo ciclo. Asimismo, resulta esencial formar equipos con profesionales comprometidos, recursos humanos capacitados y una administración sólida basada en una planificación eficiente.
- Sostenibilidad en las prácticas
La modernización de la agricultura es lo que permite mantener la competitividad sin comprometer los recursos naturales. Este proceso comenzó en los años 80 con la mecanización y tecnificación, continuó en los 90 con la siembra directa y se consolidó en los 2000 con la introducción de variedades mejoradas genéticamente. El productor agrícola tiene un compromiso inquebrantable con las buenas prácticas en sus fincas, porque de ello depende la conservación de sus principales recursos para garantizar el consumo propio y la generación de ingresos.
- Incorporación de las políticas públicas
La agricultura reúne a un sector que necesita mejorar su calidad de vida, y las políticas públicas deberían enfocarse en incluirlo plenamente en la economía real y en las cadenas de valor. “No se puede seguir teniendo como paradigma el mboriahu ryguatã (pobre, pero sin hambre)”, enfatizó Cristaldo.
Estas políticas deben abordar el déficit de infraestructura rural, como caminos, sistemas de riego, acceso a electricidad, agua y conectividad digital, facilitar el acceso al crédito y financiamiento diferenciado, además de promover la educación, capacitación y asistencia técnica gratuita para los pequeños productores. También se debe garantizar el acceso a la tierra y fomentar la formalización del sector.
“Quienes trabajan en la economía familiar campesina necesitan oportunidades y no regalos ni ayudas que los vuelvan clientes del Estado”, señaló Cristaldo, subrayando que deben ser actores y sujetos del proceso de desarrollo, no meros objetos de la política.
En este sentido, es clave contar con programas claros para facilitar el acceso a mercados locales, la participación en ferias agropecuarias y la vinculación progresiva con cadenas de valor nacionales con alto potencial de crecimiento.