
Manuel Otero, presidente del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), enfatizó la necesidad de revalorizar el sector agropecuario y otorgarle un lugar central en las políticas públicas, los modelos productivos y las narrativas nacionales. Para el titular del IICA, las zonas rurales no son...
23 Jun El agro como puente para el desarrollo sostenible
Manuel Otero, presidente del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), enfatizó la necesidad de revalorizar el sector agropecuario y otorgarle un lugar central en las políticas públicas, los modelos productivos y las narrativas nacionales.
Para el titular del IICA, las zonas rurales no son solo espacios de producción, sino también de cultura, innovación, conocimiento y sostenibilidad. “Nuestras zonas rurales no tienen que ser zonas periféricas, tienen que ser lugares totalmente integrados a los centros urbanos”, sentenció Otero durante la Cumbre Agroglobal Sudamericana 2025.
Esto implica construir puentes físicos, simbólicos, económicos y sociales que permitan entender que el desarrollo se genera tanto en las capitales como en los campos donde se producen alimentos, se conservan bosques, se captura carbono y se genera agua.
El campo como generador de empleo, arraigo y paz social
Resaltó que Sudamérica alberga a más de 17,5 millones de agricultores familiares, quienes son el pilar de gran parte de la producción alimentaria del continente. Advirtió que el abandono de este sector intensifica la migración rural y agranda los cinturones de pobreza urbana. Sin embargo, fortalecer las políticas públicas inclusivas, la infraestructura, la innovación, el acceso a mercados y el crédito genera empleo local, dignifica la vida rural y siembra semillas de paz social.
«Cuando un productor rural se convierte en consumidor urbano por falta de oportunidades, perdemos algo más que eficiencia económica: perdemos tejido social, cultura y resiliencia territorial», afirmó.
La dicotomía entre campo y ciudad ya no debe existir en una visión moderna de desarrollo. Es crucial repensar los vínculos entre la producción rural y el consumo urbano, entre las zonas agrícolas y los centros industriales, y entre quienes siembran y quienes consumen, ya que el bienestar urbano también depende directamente del campo.
Sostenibilidad
Frente a las acusaciones que señalan al agro como parte del problema climático, Otero remarcó que el sector puede y debe ser parte de la solución. Recordó que Sudamérica posee el 45% de los bosques tropicales del planeta, el 30% del agua dulce mundial y el 35% de la biomasa utilizada en biocombustibles. Además, la región ha avanzado significativamente en prácticas como la siembra directa, la ganadería sostenible y los sistemas agrosilvopastoriles, consolidando un camino hacia una producción más responsable.
El presidente del IICA destacó las oportunidades que ofrecen la biotecnología, la edición génica, la bioeconomía, la inteligencia artificial y la robótica agrícola. Para los referentes del IICA, la clave reside en la integración del conocimiento con la gente.
“El único camino posible es una agricultura intensiva en conocimientos, con rostro humano”, aseveró Otero, enfatizando que la agricultura del futuro debe ser intensiva en saberes, pero también en justicia para los agricultores. Este camino requiere políticas de Estado, instituciones actualizadas, marcos normativos estables, inversión sostenida y, sobre todo, una nueva narrativa.
Sudamérica, con sus recursos, biodiversidad, cultura y conocimiento, está en una posición privilegiada para liderar una nueva era agroalimentaria. Sin embargo, Otero señaló una pieza clave faltante: creer en sí misma, creer que el agro no es el pasado, sino el puente hacia el futuro.
